Marta del Castillo y las niñas de Alcàsser

Madrid.- Efrén J. Hdez Cabrera

Según recoge el portal digital de actualidad soitu.es en una noticia publicada por Edu Sánchez, los periodistas españoles no escarmientan con los errores cometidos en el pasado, de ahí que el dicho que asegura que «el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra» cobre cada vez más sentido. Hace 16 años, tres niñas -Miriam, Toñi y Desirée- fueron asesinadas en Alcàsser y la cobertura informativa que algunos medios ofrecieron se convirtió en un show televisivo que poco tuvo que ver con la información veraz, seria y dotada de la responsabilidad social conveniente en estos casos.

Por aquel entonces, según soitu.es, Nieves Herrero y otros periodistas estuvieron «en el punto de mira en aquellos años». Ahora, afirma, toma el relevo Ana Rosa Quintana, Albert Castillón y Nacho Abad. Cada vez son más profesionales los que denuncian la polémica intervención televisiva de Rocío, la novia de 14 años del supuesto asesino de Marta del Castillo. ¿Quién es verdaderamente responsable de este circo: los periodistas que realizan este tipo de cobertura informativa o la madre de la novia? Juzguen ustedes mismos.

Como salta a la vista, muchas personas se han olvidado del espectáculo lamentable que se ofreció hace 16 años y que hoy por hoy es considerado como el nacimiento de la telebasura. De hecho, medios de comunicación como EL PAÍS apoyan esta misma tesis, iniciada por el portal soitu.es, con la publicación de un reportaje que compara estos shows televisivos tan distantes en el tiempo.

Una de las diferencias más notorias entre ambos hechos es que la repercusión mediática del asesinato de Marta del Castillo ha sido exageradamente grande debido a la cantidad de información que los medios han obtenido de internet y en concreto de la red social ‘Tuenti’ y la experiencia sensacionalista de las desapariciones de Sara Morales, Yeremi Vargas o Mari Luz. Un hecho noticioso que en primer lugar sólo deberían recoger los informativos regionales, nacionales y programas especializados en información ha pasado a ocupar gran parte de la parrilla televisiva como si de un pasatiempo se tratara.

La ética de Paolo Vasile

“Las cifras de audiencia son mi ética”, argumentaba Paolo Vasile, Consejero Delegado de Telecinco. Y es que, tratándose de ingresos publicitarios, no es para menos. El programa Rojo y Negro, de esta cadena, tuvo el pasado domingo 15 de febrero una cuota de pantalla del 28.3%, en buena parte debido a la intervención de la novia (y su madre) del presunto asesino de Marta.

Pero las apuestas por el seguimiento especial del asesinato de Marta del Castillo han fracasado. Hoy se sabe, que el programa anteriormente mencionado sólo obtuvo un 12.6% de cuota de pantalla en el día de ayer, es decir, que el baremo ha caído algo más de la mitad con respecto a la semana pasada, según las estadísticas.

Que la telebasura vende es un hecho. Por ello Javier Fernández Arribas —director de informativos de Punto Radio— aseguró que es «intolerable buscar la audiencia a cualquier precio, sin preservar la intimidad de las víctimas y los supuestos agresores» en el caso ‘Marta del Castillo’. Además, recordó que tras los crímenes de Alcàsser, el Instituto de Radio Televisión y el Instituto de la Mujer publicaron sendos códigos deontológicos «que removieron algunas conciencias entonces», pero que hoy han caído en el olvido.

En definitiva, que dadas las circunstancias, podría parecer que algunos periodistas han faltado a clase el día en que explicaron en su Facultad el Código de Deontología del Periodismo, o lo que es lo mismo: un periodista honrado no debe nunca suscitar el morbo mediante el sensacionalismo.